top of page

Biografía

Isaac Newton, el sucesor de Barrow, Nació en Inglaterra el 4 de enero de 1643, el año que falleció Galileo. Entonces, el calendario usado era el juliano y correspondía al 25 de diciembre de 1642, día de la Navidad. El parto fue prematuro aparentemente y nació tan pequeño que nadie pensó que lograría vivir mucho tiempo. Su vida corrió peligro por lo menos durante una semana. Fue bautizado el 1 de enero de 1643, 12 de enero en el calendario gregoriano.

Sus padres fueron Isaac Newton y Hannah Ayscough, dos campesinos puritanos. No llegó a conocer a su padre, pues había muerto en octubre de 1642. Cuando su madre volvió a casarse con Barnabás Smith, este no tenía intención de cargar con un niño ajeno de tres años, y lo dejó a cargo de su abuela, con quien vivió hasta la muerte de su padrastro en 1653. Este fue posiblemente un hecho traumático para Isaac; constituía la pérdida de la madre no habiendo conocido al padre. A su abuela nunca le dedicó un recuerdo cariñoso y hasta su muerte pasó desapercibida. Lo mismo ocurrió con el abuelo, que pareció no existir hasta que se descubrió que también estaba presente en la casa y correspondió al afecto de Newton de la misma forma: lo desheredó.

En su infancia asistió a la escuela del lugar y así fue como un tío suyo por parte de la madre, que era graduado por Cambridge, observó en su sobrino una inteligencia inusual y convenció a la madre para que matriculase al muchacho en Cambridge. El joven Newton entró así a formar parte del Trinity College en 1661, probablemente sin ninguna intención de hacerse matemático, ya que no había hecho ningún estudio especial de la materia.

Al principio pareció que su mayor interés se inclinaba por la química, de hecho conservó por ella una gran afición durante toda su vida. Sin embargo, a poco de comenzar su primer curso se compró y se estudió un ejemplar de la obra de Euclides, y poco después leyó la Clavis de Oughtred, la geometría a Renato Descartes de Schooten, la Optica de Kepler, las obras de Viete y, quizá lo más importante de todo, la Arithmetica infinitorum de Wallis, que le serviría como introducción a sus investigaciones sobre las series infinitas, el teorema del binomio y ciertas cuadraturas. Además a todo este material formativo hay que añadir las clases que daba Isaac Barrow como profesor lucasiano a partir de 1663 y, a las que asistió Newton. También se familiarizó con las obras de Galileo, Fermat, Huygens y otros. Newton superó rápidamente a Barrow, quien solicitaba su ayuda frecuentemente en problemas matemáticos. No es de extrañar, pues que newton escribiera más tarde a Hooke: “Si he conseguido ver más lejos que Descartes ha sido porque me he incorporado sobre los hombros de gigantes.”

A finales de 1664 Newton parecía haber alcanzado las fronteras de los conocimientos matemáticos de la época y se encontraba preparado para hacer sus propias contribuciones originales. Sus primeros descubrimientos se derivan de su habilidad para expresar funciones en términos de series infinitas, lo mismo que hacia Gregory en Italia, aunque Newton difícilmente podía haberlo sabido. Desde esta época Newton asoció de manera conjunta las series infinitas y el de las velocidades de cambio, bajo el nombre común de “mi método”.  

Entre 1665 y 1666, el Trinity College estuvo cerrado por la peste y Newton regresó a su casa a vivir y a pensar. El resultado fue el periodo de descubrimientos más fecundo jamás registrado, cuando hizo cuatro de sus principales descubrimientos: el teorema del binomio, el cálculo, la ley de gravitación y la naturaleza de los colores.

En esta época la geometría y la óptica ya tenían un papel esencial en la vida de Newton. Fue en este momento que su fama comenzó a crecer, ya que inició una correspondencia con la Royal Society. Newton les envió algunos de sus descubrimientos y un telescopio que suscitó gran interés entre los miembros de la Sociedad, aunque también las críticas de algunos, principalmente Robert Hooke. Este fue el comienzo de una de las muchas disputas que tuvo en su carrera científica. Se considera que Newton mostró agresividad ante sus contrincantes, que fueron principalmente (pero no únicamente) Hooke, Leibniz y, en lo religioso, la Iglesia católica. Como presidente de la Royal Society, fue descrito como un dictador cruel, vengativo y buscapleitos. Sin embargo, fue una carta de Hooke, en la que éste comentaba sus ideas intuitivas acerca de la gravedad, la que hizo que iniciara de lleno sus estudios sobre la mecánica y la gravedad. Newton resolvió el problema con el que Hooke no había podido y sus resultados los escribió en lo que muchos científicos creen que es el libro más importante de la historia de la ciencia, Philosophiae naturalis principia mathematica.

En 1693 sufrió una gran crisis psíquica, causante de largos periodos en los que permaneció aislado, durante los que no comía ni dormía. En esta época sufrió depresión y arranques de paranoia. Mantuvo correspondencia con su amigo, el filósofo John Locke, en la que además de contarle su mal estado, lo acusó en varias ocasiones de cosas que nunca hizo. Algunos historiadores creen que la crisis fue causada por la ruptura de su relación con su discípulo Nicolás Fatio de Duillier. Sin embargo, tras la publicación en 1979 de un estudio que demostró una concentración de mercurio (altamente neurotóxico) quince veces mayor que la normal en el cabello de Newton, la mayoría opina que en esta época Newton se había envenenado al hacer sus experimentos alquímicos, lo que explicaría su enfermedad y los cambios en su conducta. Después de escribir los Principia abandonó Cambridge, mudándose a Londres, donde ocupó diferentes puestos públicos de prestigio, siendo nombrado Preboste del Rey, magistrado de Charterhouse y director de la Casa de Moneda.

Los últimos años de su vida se vieron ensombrecidos por la desgraciada controversia, de envergadura internacional, con Leibniz a propósito de la prioridad de la invención del nuevo análisis. Acusaciones mutuas de plagio, secretos disimulados en criptogramas, cartas anónimas, tratados inéditos, afirmaciones a menudo subjetivas de amigos y partidarios de los dos gigantes enfrentados, celos manifiestos y esfuerzos desplegados por los conciliadores para aproximar a los clanes adversos, sólo terminaron con la muerte de Leibniz en 1716.

Padeció durante sus últimos años diversos problemas renales, incluyendo atroces cólicos nefríticos, sufriendo uno de los cuales moriría —tras muchas horas de delirio— la noche del 31 de marzo de 1727 (calendario gregoriano). Sus restos fueron ubicados en la abadía de Westminster junto a otros hombres de Inglaterra.

“No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar, y que se divierte buscando de cuando en cuando una piedra más pulida y una concha más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante mí completamente desconocido.”

Fue respetado durante toda su vida como ningún otro científico, y prueba de ello fueron los diversos cargos con que se le honró: en 1689 fue elegido miembro del Parlamento, en 1696 se le encargó la custodia de la Casa de la Moneda, en 1703 se le nombró presidente de la Royal Society y finalmente en 1705 recibió el título de sir de manos de la Reina Ana.

La gran obra de Newton culminaba la revolución científica iniciada por Nicolás Copérnico (1473-1543) e inauguraba un período de confianza sin límites en la razón, extensible a todos los campos del conocimiento.

 

bottom of page